Cuando a los más pequeños se les pregunta por cómo se encuentran, la respuesta más habitual será “bien” o “contenta”. Los educadores y educadores que conformamos NAIF y que trabajamos con el grupo de preadolescentes hemos puesto el foco en la expresión e identificación de las emociones más allá de la palabra FELICIDAD.

Estos últimos años se trabajaba a través de un mural del conocido libro El monstruo de las emociones en los que los educandos se tenían que colocar según se encontraban, el problema que observábamos es que relacionaban su estado emocional según les hubiese ido las cosas en el colegio, saliendo frases como: 

  • “Estoy triste porque me han mandado mucha tarea”
  • “Estoy contenta porque he sacado un 8 en un examen”
  • “Estoy nervioso por el examen de mañana”

Por lo que nada más empezar este nuevo curso se cambió totalmente el escenario y pasamos de El monstruo al círculo de las emociones, en las que hemos plasmado solo las primarias y las más reconocibles para que se vayan familiarizándose con ellas, además de incluir la norma de que, al colocarse en el emocionario, su sentimiento no tiene que estar relacionado con el colegio, pero sí con lo que pueda pasar en el mismo. Si se compara con el año pasado, se observan grandes cambios y grandes avances, ya que, al hacerles pensar, recapacitan sobre sus propios sentimientos, aunque seguía saliendo mayormente el sentimiento de felicidad.

Las emociones primarias son las siguientes:

  • Alegría: Felicidad y bienestar generado normalmente al conseguir algo que deseamos. Nos sirve para darnos cuenta de lo que queremos y nos motiva a repetir la conducta.
  • Ira: Enfado o rabia al no alcanzar un deseo, al sentirnos amenazados o agredidos. Nos sirve, cuando se muestra de forma adaptativa, para movilizarnos y defendernos, evitar un daño y buscar la solución a un problema.
  • Tristeza: Sensación de desesperación, melancolía, pesimismo, etc., ante una pérdida. Nos sirve para indicar que necesitamos un tiempo para nosotros, para pensar en lo sucedido y procesarlo debidamente. Además, es una señal que muestra que necesitamos apoyo de los demás.
  • Miedo: Respuesta de alarma ante una amenaza o peligro real o anticipado. Nos sirve para ponernos en alerta y centrar nuestra atención en la mejor solución posible.
  • Sorpresa: Asombro o desconcierto ante algo inesperado. Nos sirve para situarnos y centrarnos en lo que debemos hacer.
  • Asco: Aversión ante algo que nos desagrada. Nos sirve para aprender a reconocer lo que no nos gusta, y así alejarnos y rechazarlo

Las educadoras del grupo de preadolescentes, queríamos y así lo planteamos, el objetivo de que a través de diferentes situaciones que les planteásemos identificasen que no todo es felicidad, y que el no estar siempre así significa algo malo o negativo. Un ejemplo de situación que planteamos fue la siguiente:

“Este fin de semana has convencido a tu madre para invitar a tu mejor amigo de clase para pasar la tarde en tu casa. Estudiaréis juntos, haréis los deberes, os prepararéis la merienda y jugaréis a vuestro juego favorito. Vuestra madre convence a la mamá de vuestro mejor amigo y deja todo preparado. Llega el día esperado y vuestro amigo os dice que primero tiene que pasar por su casa y luego irá a la tuya.. se hacen las 18, las 19, las 20 horas y vuestro amigo no aparece ¿cómo os sentís?”

Aparte de trabajar con ellos en la rueda de emociones, se establecen una serie de juegos varios que se desarrollan a lo largo del curso en el que hacemos hincapié en diferentes emociones, algunas que hemos trabajado han sido las siguientes:

  • Times up de las emociones: Adaptación del clásico juego al tema a trabajar, la mecánica y las reglas siguen siendo las mismas. Con este juego los objetivos a trabajar era el reconocimiento y expresión de las emociones, así como su interpretación, para que los demás puedan adivinar
  • Mi volcán: Mediante este relato trabajaremos el aprendizaje de la rabia, que nos pasa cuando la sentimos y cómo aprender a controlarla; aprender a expresar aquello que no nos gusta para generar límites sanos en nuestro entorno.

Con estas actividades lo que conseguimos en la enseñanza y reconocimiento de emociones, además el hecho de compartir estas mismas con sus iguales es un paso para el desarrollo social de los pequeños, ya que a la vez que van contando sus sentimientos están construyendo su propia imagen.

Víctor Lázaro Santiago

Educador del programa de apoyo educativo